Tres generaciones
unidas por el vino
Los comienzos
Omar Pizzorno y su esposa Elida se dedicaron a la frutiviticultura desde jóvenes. Instalados en un predio de Canelón Chico -donde aún residen-, tenían variedad de árboles frutales y algunos viñedos destinados a la producción de uva. En aquella época, la elaboración de vinos estaba reservada al consumo familiar.


Nace la Bodega
En 1984 Néstor estaba convencido de que el camino de la vitivinicultura era el que quería seguir adelante, y contando con el apoyo de toda la familia, comenzó con la construcción de la bodega. Un gran galpón, unas pocas piletas, y un gran desafío por delante. En 1985 llegó la primera vendimia, y con ella la consolidación de ese gran anhelo familiar. En los primeros años, la familia se dedicó a la elaboración de vinos de mesa.
El periodo de 1989 al 2000 fue la etapa de la reconversión de viñedos con cepas vitis viníferas de origen francés de alta calidad, a partir de las cuales se producen vinos Tannat, Merlot y Cabernet Sauvignon principalmente.



Una nueva etapa
En el año 2000 se suma una tercera generación a la Bodega. Fernando, Enólogo recibido en 1998 comenzó a dirigir la elaboración de vinos. Por otra parte Cecilia, su hermana, participó en el negocio de la familia desde 2005, año que se recibe de contadora, y en 2015 pasó a dedicarse de lleno a la gestión.
Hoy el esfuerzo de toda la familia se traduce en vinos de altísima calidad y fina expresión.